Una vez revisado el material
del tema 5, podemos argumentar con más precisión los términos autorregulación y
trabajo cooperativo.
El estudio de la
autorregulación viene precedido por la gran desmotivación por parte de los
niños para realizar tareas y cumplir objetivos de manera intrínseca.
La autorregulación se define
como “el conjunto de mecanismos aprendidos durante toda la vida que permite
dirigir de forma constante y continuada la conducta propia; para llegar a
autorregular nuestro comportamiento, tenemos que saber autoobservarnos,
autoevaluarnos y autorreforzarnos.
La
autorregulación se inicia sobre todo en el ámbito escolar y se inicia por la
simple observación a un compañero o a un profesor, sobre como erradica sus
errores, como organiza el material, o cómo reflexiona sus ideas. Todo ello
sigue pautas de seguimiento de la autorregulación, y nos hacen ser consciente
de ella. Una vez observado dichas conductas, nosotros mismos nos observamos para
conocer nuestros puntos fuertes y débiles e intentamos con la autoobservación
el autoanalizarnos y conocer en que en podemos mejorar y que podemos potenciar
con el fin de no buscar unos procedimientos a seguir, impuestos por la
actividad escolar, si no que seamos nosotros mismos los interesados en ampliar
conocimientos, y a su vez, no esperar recompensa o refuerzo alguno por parte de
docente, familiar o el entorno, si no que la recompensa por si misma sea el
hecho de aprender.
Respecto a la
autoevaluación, es decir, al juicio que emitimos sobre nuestra propia conducta,
estaría asociada con el autocontrol, monitoreo de la marcha y la verificación
de los resultados. Es decir, nos observamos e intentamos centrarnos únicamente
en nosotros mismos y la tarea, controlando otras variables externas que puedan
afectar a la tarea, a su vez, emitimos respuesta de refuerzo al trabajo
realizado si lo hacemos correctamente o por el contrario corregimos errores que
vamos cometiendo, haciendo un seguimiento constante de éste, y por último
comprobamos si la tarea se realizó correctamente, y se han alcanzado los
objetivos previstos.
En mi etapa escolar, sólo los alumnos que brillaban por
sus excelentes notas eran recompensados tanto verbalmente, como en la integración de
nuevos proyectos y trabajos propuestos por los profesores. Por lo que los
docentes no propiciaban un clima de autorregulación y reflexión en las aulas.
Sólo aquel que destacaba, tenía derecho a recibir una docencia de carácter
constructiva.
Así, comenzó mi observación a este tipo de compañeros con estas
ventajas respecto a los demás, disparando en mí una motivación
intrínseca respecto a la realización de la tarea por el hecho de saber que yo
también podía ser capaz, no por el hecho de recibir privilegios por parte de
los docentes, o ser recompensado socialmente.
El problema era, que no todos
se sentían con la competencia suficiente para motivarse, y provocaba el efecto
contrario. Sentimiento de incapacidad mayor y desmotivación por la tarea al ser ignorados e inferiorizados por los docentes.
Con el autorrefuerzo ponemos
de manifiesto los incentivos externos o los autoincentivos que hace que
tengamos beneficios y recompensas. El papel del profesor es el de vigilar
cuando el niño se tiene que aplicar el reforzamiento, y que lo hace
conscuentemente.
Estos incentivos bajo mi punto de vista una vez leído los
materiales, deberían ser desarrollados en cuanto a la realización y progreso de
la tarea, no en el proceso final, ya que lo que el niño entiende es conseguir
cuanto antes y con los menores recursos posibles llegar a la meta, y no atiende que lo importante es el proceso, que
es realmente donde se aprende. El profesor debe saber cuándo y cómo
recompensar, y enseñar a que el niño se autorefuerce lo justo y necesario.
Todo lo expuesto
anteriormente, resume una forma de aprendizaje en la que el estudiante sea el
propio investigador y descubridor de su conocimiento, siguiendo las pautas
necesarias de los docentes, y ante todo entendiendo y reflexionando sobre lo
aprendido sin recompensa externa. Para ello será necesario buscar el punto de
equilibrio entre ambas motivaciones del alumno (intrínseca y extrínseca).
Por último, la
metacognición, juega también un papel esencial en la autorregulación del niño.
Ésta es definida como el conocimiento que el niño tiene de él mismo.
Se
trata de que el niño pueda conocerse en toda su integridad, tanto internamente
como con relación al medio externo, es decir, respecto al lugar que ocupa en
las relaciones sociales y con ello lograr una adecuada autovaloración, que lo
ayude a aplicar la autorregulación.
Es
importante señalar, que para que la autorregulación funcione con éxito, debe
ser aplicada y guiada desde muy pequeños, para que el niño vaya adquiriendo y
asociando el aprendizaje, al abordaje de sí mismo y el conocimiento, siendo
principal protagonista de ello, y no dejando ocupar ese lugar por el docente.
A su vez, el aprendizaje hoy en día está centrado de manera individual y no conjuntamente. Se está creando una cultura y sociedad individualista que no favorece un conocimiento mayor. El aprendizaje cooperativo defiende la integración de los individuos en los grupos, defiende la cohesión que potencia entre todos y para todos mayor conocimiento, y enseña y potencia la solidaridad entre los demás.
Según lo expuesto en el
material, existen diversas técnicas que favorecen este aprendizaje como son:
rompecabezas, equipo asistido de individualización y cooperación guiada,
enfocadas para la E.S .O
y Bachillerato. Cada una requiere unas
instrucciones precisas y detalladas en grupos para llegar entre todos al
objetivo requerido creando una dependencia y unidad entre unos y otros.
Haciendo el objetivo de cada uno el objetivo del grupo, y por tanto potenciando
la cooperación y la integración en contra del individualismo, favoreciendo un
aprendizaje común gracias a la participación de todos.
En mi opinión, es necesario
este tipo de aprendizaje ya que lucha en contra del individualismo y las
competencias que cada vez se van formando y fomentando más. El mismo mercado y
la sociedad imponen una cultura individualista y de soledades. El punto flaco o débil de estas técnicas es la
preparación y disposición previa del docente para llevar a cabo estas técnicas.
No sólo basta con la creación de grupos en el aula, si no con la enseñanza y la
transmisión de valores de que el la cultura de grupo es necesaria e
indispensable para poder llegar también a los objetivos.